El Test del Marshmallow

Hola!

¿Qué tal estáis? ¿Con ganas de saber un poco más sobre educación infantil?

Hoy os explico que es el Test Marshmallow, ¿lo conocéis?

El otro día escuchando hablar a Daniel Goleman, hizo mención a este test, y recordé que cuando leí sobre él me pareció muy interesante.

El psicólogo Walter Mischel, durante la década de 1960, se preguntó cómo y cuándo los seres humanos desarrollamos nuestro autocontrol, y qué importancia podía tener esto. Para eso, desarrolló una serie de experiencias, que desembocaron en su ahora clásico Test del Marshmallow.

test_marshmallow

El estudio consiste en lo siguiente: a un peque que está sentado junto a una mesa, se le entrega un plato con una nube (marshmallow) dentro. El adulto que conduce el experimento, le dice que saldrá de la habitación a hacer algo, pero que volverá en 15 minutos, y que si el peque no se come la nube, como recompensa, recibirá una segunda nube. Pero si se lo come, no recibirá nada más.

En el experimento original participaron 32 peques, pero finalmente, fueron más de 600 quienes participaron en toda la serie de tests, que también incluía distintas formas de presentar la propuesta.

En general, sólo un tercio de los peques consigue aguantar hasta que vuelva el adulto. Esta capacidad de resistir “la tentación”, o sea, de no comerse de inmediato la nube, se llama postergación de la gratificación instantánea. Y es una herramienta esencial para nuestro desarrollo psicológico, humano e incluso espiritual.

Esta teoría se postuló al hacer seguimiento durante años de los peques que habían participado en el test.

En un primer estudio, de 1989, se encontró que los peques que eran capaces de postergar la gratificación instantánea, eran cognitiva, social y académicamente “más competentes” que quienes no pudieron aguantar la tentación.

En el estudio, se encontró que en los peques que resistieron la tentación, las puntuaciones a las pruebas académicas de acceso a la universidad, y la capacidad de conseguir sus objetivos y manejar el estrés, eran superiores a quienes no habían podido postergar su gratificación instantánea cuando eran peques. Incluso, ¡tenían mejor índice de masa corporal!

Posteriormente, cuando los peques ya eran adultos, se les sometió a un escáner cerebral, y se encontraron diferencias estructurales en sus cerebros, donde quienes resistieron la tentación, tenían una corteza prefrontal más activa que quienes se comieron la nube.

Entonces, ¿qué conclusiones podemos sacar? ¿Se puede entrenar la “capacidad de demora”?

El Dr. Walter Mischel cree que sí, si entendemos cómo funciona nuestra mente. Él y su equipo postularon la existencia de un “Sistema Caliente” y un “Sistema frío” en el cerebro.

El Sistema caliente (o ¡vamos!) es emocional, simple, irreflexivo, rápido y centrado en la amígdala. Se desarrolla temprano en el peque y se incrementa con el estrés.

El Sistema frío (reflexión), por otro lado, es más cognitivo que emocional, complejo, reflexivo, lento y centrado en los lóbulos frontales y el hipocampo. Se desarrolla más tarde en el peque y se debilita por el estrés.

En el Sistema caliente, el estímulo nos controla; en el Sistema frío, nosotros controlamos el estímulo.

De alguna forma, las personas tenemos la capacidad de “enfriar” nuestro deseo representándolo en términos distintos y abstractos.

Al ser capaces de postergar la gratificación instantánea, somos capaces de decidir con la cabeza fría, qué es mejor para nosotros. Ahora bien, esta capacidad de postergar la gratificación instantánea, no es algo fijo.  Se ha podido ayudar a peques de “poco resistentes” a “muy resistentes” a la tentación, al enseñarles estrategias de autocontrol.

En el próximo post, pondré algunas pautas para poder conseguir que nuestros peques mejoren en su autocontrol.

Os dejo aquí el vídeo del test, espero que os guste.

 

Ser felices Colorcitos!

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